¡Abajo las armas!
Bertha von Suttner descendía de una familia de la más rancia aristocracia austriaca, que nunca la aceptó. Rechazó casarse con los pretendientes que su madre le buscaba, prefiriendo trabajar y mantenerse por sí misma. Hablaba varios idiomas y poseía una sólida cultura, lo que le permitió trabajar como institutriz y como secretaria de Alfred Nobel. De hecho, a ella se debe la existencia del Premio Nobel de la Paz. Prolífica escritora, trabajó siempre junto a su marido. Pacifista convencida, fundó en 1891 la Sociedad Autriaca de la Paz. "¡Abajo las armas!" es la biografía de ficción de una mujer a quien la guerra le ha arrebatado dos maridos. Un relato naturalista de las campañas bélicas de 1859, 1864, 1866 y 1870/1871. Una implacable descripción de los horrores y odios, cuando no injusticias, que provocan los conflictos armados. Bertha von Suttner pone de relieve la angustia de las mujeres cuyos maridos e hijos perdían la vida o quedaban mutilados en el campo de batalla. Pero también cuestiona a una sociedad que considera virtudes positivas el coraje combativo y el orgullo de ser soldado; también a los Estados que periódicamente lanzan a la Humanidad a un baño de sangre bajo pretextos como la dignidad, el patriotismo o la propia defensa.
Von Suttner fue hija póstuma del conde Franz Kinsky von Wchinitz und Tettau, muerto a los 75 años poco antes de que naciera ella, y Sophie von Körner. Bertha se crió con su madre Sofía Wilhelmine, pariente lejana del poeta Theodor Körner, en un ambiente aristocrático, en medio del militarismo del imperio austro-húngaro.
La tradición militar de la familia de la baronesa —su padre había sido mariscal de campo del Imperio y consejero militar— puede haber sido una de las razones de su fuerte compromiso pacifista.
En su adolescencia aprendía , además del alemán, el francés, el italiano y el inglés, viajaba mucho y tocaba el piano.
Tras la dilapidación de la fortuna heredada de su padre, en parte debida a la pasión de su madre por el juego, Berta ocupa el puesto de institutriz a partir de 1873 en casa del barón Karl von Suttner, un empresario de Viena. Su madre quería que hiciera un matrimonio ventajoso económicamente, pero Bertha se negó y anuló el compromiso con el barón Gustav von Heine-Geldern. Da clases a las cuatro hijas de este último de música e idiomas. En esta época, se enamora de Arthur Gundaccar, el benjamín de la familia von Suttner, siete años más joven que ella.
¡Abajo las armas! dio fama mundial a su autora y ayudó a despertar un fuerte sentimiento de rechazo a las guerras. Suttner acabaría por fundar la Sociedad Austríaca de la Paz e impulsó la instauración del Premio Nobel de la Paz, que ella misma recibió en 1905.
En lo literario, ¡Abajo las armas! no es una novela magnífica. Escrita bajo la forma de las memorias de una mujer, su trama es lineal y está al servicio de los postulados antimilitaristas que la autora buscaba transmitir. A pesar de ello, los avatares de la protagonista —una mujer que pierde todo (familia, marido, fortuna) durante las distintas guerras en las que Austria participó en la segunda mitad del siglo XIX—, logran interesar al lector.
Porque una destreza se le debe reconocer a Suttner: el saberse aprovechar de los conflictos bélicos que jalonaron todo el siglo XIX y que estaban bien presentes en las mentes de sus lectores. La muerte, el hambre, las pestes, la ruina económica… todos los males que la guerra acarreaba estaban frescos en la memoria de los lectores de ¡Abajo las armas!, lo que facilitaba que se identificaran con las vicisitudes de Martha Althaus, la protagonista.
MARINA.
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