miércoles, 31 de enero de 2018

Entrada creativa.



  Las Flechas de Guerra

Llevaba ya varios años aguantando las guerras con los Ponce, desde hace un tiempo prolongado Canoy había estado atormentando mi querida Sicea con su rivalidad y su inconformismo. Yo soy Allen, de la familia Dalton, y quiero contaros cómo me enamoré por primera vez, ya que los conflictos con Canoy, acabaron con mi vida y no queda consciencia de todo lo que hice por mantener la llama encendida entre Vega y yo.
Ambas ciudades se caracterizaban por tener una familia de referencia, la cual estaba al mando pero no por superioridad, sino porque el resto del pueblo estaban de acuerdo en que esas familias eran buenos líderes. El caso es que Canoy y Sicea llevaban enfrentados muchos años, sin poner fin a sus rencores. Tanto los Ponce (de Canoy) y los Dalton (de Sicea), mi familia, querían que nosotros los jóvenes llegáramos un día a liderar nuestras respectivas ciudades al igual que estaban haciéndolo nuestros padres ahora, por lo que Vega, hija de los rivales, y yo, estábamos muy preparados a nivel de liderazgo y sabiduría.
El 9 de abril, los ciudadanos de Canoy tuvieron que viajar a otra ciudad pasando por Sicea, lo que provocó que Canoyanos y Siceanos se enfrentaran de nuevo, a pesar de que las cosas estaban más calmadas en ese momento. Un día inesperado, mis padres me mandaron a Canoy a hablar con nuestros enemigos, y bueno, ¿qué remedio? El caso, que al llegar toqué el timbre y me abrieron un tanto furiosos. En ese momento solo se encontraban en la casa la señora Ponce y Vega, la heredera. Debo admitir que me quedé embobado mirándola, hasta que su madre me hizo reaccionar con una brusca carcajada. Volví a mi ser e intenté hablar con ésta, pero tras fracasar en mis propuestas tuve que volver a Sicea, aunque volví con el recuerdo de Vega en mi mente.
Pasaban las noches y víctima de un flechazo, me reunía con ella, en mis sueños, claro.
Un día, cansado de simplemente soñarla, me encaminé a Canoy consciente de lo que podía pasar y para mi suerte, no fue nada malo, todo lo contrario, en mi encuentro con Vega me sentí lleno de vida, ella sintió lo mismo. Pasaron noches viéndonos y como era de esperar, me enamoré perdidamente de ella y ella de mi, pero al informar de esto a nuestros padres empezó el problema, como era lógico se negaron en rotundo a nuestra relación.
Varias semanas después, se volvió a producir una guerra entre las dos ciudades, pero esta fue la más dura que vivimos los habitantes. Yo tenía claro que no me iba a beneficiar este estado de rencor y rabia si quería estar con Vega, por lo que me metí en el ejército de Sicea para intentar llegar al otro bando y poner fin al asunto, pero llegando al otro bando, el padre de Vega, defendiendo su ciudad y sin ser consciente de que yo estaba integrado en el ejército, disparó una escopeta atravesando mi pecho con una bala, y cayendo mi cuerpo al suelo de las calles de Sicea, al menos fallecí en mi querida ciudad de origen, y quiero que cuando la gente lea mi historia, se quede con que mi muerte fue por luchar, luchar por llegar a casarme en un futuro no muy lejano con el amor de mi vida, Vega.

FIN

         
                                                                                                                                 MARINA

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